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La Valentía de María

Updated: Jan 26, 2021

Una conmovedora historia de la realidad que enfrentan muchas familias ecuatorianas



En Quito, capital del Ecuador, familias provenientes de provincias o comunidades rurales se han instalado en el transcurso de las últimas décadas en barrios del sur y en la periferia. Jóvenes y mayores en busca de empleo, seguridad y oportunidades, han decidido forjarse un mejor destino para ellos y sus parientes. Sin embargo, debido a circunstancias que aquejan al país como son la precarización laboral y la vulnerabilidad de la población indígena, esto se torna para muchos en un camino difícil y lleno de riesgos.


Para empeorar la problemática, la pandemia del Covid-19 ha hecho que muchas personas hayan perdido sus modos de subsistencia y se encuentren en situación crítica. Las historias que se tejen en medio de este fenómeno mundial son de distintos tonos. En nuestras comunidades no es difícil encontrar un relato de superación y otro de tragedia, a veces en la misma cuadra o en la misma familia. Este relato de aquí no es más que uno de tantos, producto de una realidad que podemos cambiar, entre todos, no en el futuro sino en el ahora.


María (nombre protegido), es hija de un migrante de la sierra central que se instaló en la urbe a principios de los 70. Trabajando como peón en la labranza de terrenos a las afueras de la ciudad, su padre logró ahorrar para comprar un terreno muy pequeño para toda su familia. La infancia de María es una recopilación de memorias agridulces, pues debido a la necesidad tuvo que trabajar desde pequeña, la comida no era abundante, no tuvo una educación completa y solo después de mucho tiempo ella y su familia tuvieron algo a lo que considerar como propio.


Los años pasaron y luego de crecer, tener dos hijos y empezar a vivir por su cuenta, su situación mejoró un poco. Ya alejada de su padre decidió arrendar algunos metros cuadrados de tierra cultivable para construir su casa, cultivar y poder criar animales. Sus hijos también crecieron, el mayor está en España y casi no la visita, el menor consiguió trabajo como soldador y la apoya en lo que puede. Sin grandes riquezas pero sin necesidades, atrás quedaron los tiempos menesterosos de su niñez, nunca imaginó que regresaría a una situación similar.


Con el calentamiento global el clima se ha hecho más seco con veranos más fuertes y largos, el regadío es más difícil y más caro. Durante estos dos años ha habido heladas, una capa de fino hielo que sucede en las madrugadas que fueron precedidas por noches sin nubes. La extrema temperatura daña las hojas y en ocasiones puede llegar a matar a los cultivos si no se trata con agua fresca de forma inmediata. Gracias a esto, ella y sus vecinos perdieron buena parte de su cosecha de maíz y verduras hace algunos meses. Esta inesperada situación la vulneró.


Cuando empezó la pandemia su hijo fue despedido del trabajo. Debido a la falta de ingresos y recursos, María optó por no comprar medicinas que necesitaba para controlar la alta presión de su sangre, todo esto para poder comprar comida y lo más básico. Para empeorar el asunto los arrendatarios le han subido el costo sin motivo aparente, ellos viven en el exterior y no se han preocupado por ella. En momentos de dificultad, es bastante usual que algunas personas vean por sus propios intereses solamente.


Su padre, ya de más de 80 años, vive en una situación similar, sin embargo, gracias a la voluntad y amor de la madre de esta familia, incluso ella ha visto la manera de poder ayudarlo, porque el bono del estado no es suficiente para las necesidades de él. Gracias a donaciones y préstamos pudieron subsistir hasta ahora que la situación ha mejorado levemente. Un voluntario de Yanapana cuya familia la conoce desde que era joven le ha podido asegurar un empleo a medio tiempo, comida y medicina. Su sonrisa ha vuelto a iluminar su cara y tiene menos miedo de lo que puede venir en el mundo.


Aún son tiempos difíciles, llenos de incertidumbre y de sentimientos encontrados. En Yanapana creemos que de todos aquellos que tienen los seres humanos, la empatía es quizás el más bello y el que hoy en día se necesita más. Nuestra misión es ayudar, una familia a la vez, en la batalla contra el hambre. En historias como esta y en muchas más esperamos seguir apoyando a nuestra comunidad, anímate y conoce más de nosotros y lo que hacemos.

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